jueves, 11 de marzo de 2010

El fracaso escolar

Dos de las principales características de la enseñanza en España son el elevado fracaso y abandono escolar por parte de los alumnos, que nos sitúa a la cola de la excelencia en Europa, y la gran asimetría masculina que se produce en ese fracaso escolar, que castiga más a los chicos que a las chicas.

Prestigiosos estudios como el Informe PISA, elaborado por la OCDE; el más reciente de la Comisión Europea, que concluye que cuatro de cada diez alumnos no acaban el bachillerato en España; o el informe Magisterio 2008, que indica que uno de cada tres alumnos lo deja tras la ESO, entre otros, dan buena cuenta de ello.

Pero, ¿qué factores intervienen y determinan un mayor o menor rendimiento escolar?

Abandono escolar temprano y fracaso escolar

Lo primero que plantea el estudio del INCAS es que el abandono escolar temprano, o sea aquellos alumnos que dejan los estudios en la secundaria de segunda etapa (secundaria postobligatoria), entre los 18 y los 24 años, sigue estancado en todas las Comunidades Autónomas españolas.

Atendiendo a los resultados en secundaria de la década del 2000, “el futuro inmediato será peor. Para 2010 vamos camino de obtener peores resultados en relación al conjunto de la Unión Europea (UE) que cuando se definieron los objetivos de Lisboa”, señala el estudio.

El punto de inflexión de este abandono escolar, que es uno de los indicadores estructurales de la Comisión Europea, es el año 2000 (sistema LOGSE). En 1992 la media de abandono era del 41%. Hasta el 2000 España mejoró en 12 puntos (28,9%) y a partir de esa fecha empeoraron los resultados. En 2008 el porcentaje estaba en el 31,15%.

Cabe señalar que entre 1992 y 2000 las mujeres mejoraron más de 13 puntos, mientras que los hombres sólo lo hicieron el 11%. Esta asimetría masculina, que sigue siendo una norma en la enseñanza en España, fue analizada en un estudio anterior del INCAS, que señalaba que los chicos fracasan un 57% más que ellas.

Pero, el problema del abandono escolar ya se detecta incluso en alumnos más jóvenes. Es lo que se suele llamar fracaso escolar, es decir el número de alumnos que no se gradúan en ESO. En el año 2000 era del 26,6%, mientras que en 2006 había crecido hasta el 30,8%, y sigue creciendo.

También aquí se observa la asimetría masculina, ya que el fracaso escolar es mucho más evidente entre los chicos que entre las chicas. En 2004 el total de fracaso escolar de los alumnos españoles era del 34,8%, mientras que en ellas sólo del 22,2% (28,7% de media). La diferencia a favor de las mujeres en 2004 era pues de 12,5 puntos porcentuales, indica el estudio.

Cabe preguntarse si esta asimetría masculina es una característica especial de España o, por el contrario, es una norma general en Europa.

Como se puede observar en el siguiente cuadro, con datos de la OCDE 2007 y extraído del estudio del INCAS, la diferencia entre hombres y mujeres para el conjunto de países en la OCDE y en la UE-19 era de 9 puntos porcentuales, mientras que para España esa diferencia era de 15 puntos.

Si nos ceñimos a los países desarrollados de nuestro entorno, el resultado es peor. En Alemania, Italia o Finlandia, por ejemplo, la diferencia entre hombres y mujeres se sitúa entre 3 y 4 puntos porcentuales.

Rendimiento escolar, vital para el capital humano

Pero, ¿cuál es la importancia de un mayor o menor rendimiento escolar?, y, ¿qué factores influyen en ese mayor o menor rendimiento?

“El rendimiento escolar es el componente fundamental del capital humano e incide decisivamente en la economía” mediante ese capital. De hecho, un año de incremento medio de los estudios hace aumentar la productividad (6,2%); la productividad a largo plazo (3,1%). En total 9,3%. Además, rentabiliza el gasto en enseñanza, señala el informe del INCAS.

Otro de los efectos del rendimiento escolar es que determina la renta futura, con lo que el capital humano es una decisión de inversión que comporta la carga de unos costes iniciales y la expectativa de unos beneficios futuros.

A su vez, el rendimiento escolar depende del capital social. Puede considerarse el capital social como una acumulación de diversos tipos de activos sociales, psicológicos, culturales, cognoscitivos, institucionales que aumentan la cantidad de un comportamiento cooperativo mutuamente beneficioso para las personas que lo poseen, y para la sociedad en general.

“Cada vez hay más pruebas de que la cohesión social es decisiva para que las sociedades prosperen económicamente y para que el desarrollo sea sostenible” (Banco Mundial, 1999), cita el informe.

El capital social, además, “como toda forma de capital, expresa una relación: las relaciones de confianza y de cooperación cívica”. Permite a los ciudadanos resolver con mayor facilidad y menor coste problemas colectivos, gracias a las normas y redes sociales que las refuerzan.

La importancia de la familia

Por todo ello, la familia resulta un elemento necesario en la generación de capital social, y tanto el matrimonio como la paternidad y maternidad son las únicas fuentes primarias de capital social. De hecho, la familia es el factor determinante en la producción de capital humano y capital social. Es por ello que familia, paternidad y maternidad son instituciones insustituibles socialmente valiosas.

Pero, ¿cómo consigue la familia desarrollar esta función? Según el estudio del INCAS, seis son los mecanismos que lo propician:

1. En primer lugar, la condición necesaria, la descendencia.

2. La mayor o menor capacidad educadora de los padres.

3. La aceptación de unas normas compartidas que estimulen la cooperación con la familia, tanto la nuclear como la amplia y, por extensión, con el conjunto de la sociedad. Si sólo actúa en términos familiares, el capital social puede llegar a un signo negativo al faltarle la capacidad cooperadora.

4. La formación de la confianza positiva hacia los otros (existen formas de confianza negativas. Algunas fórmulas de delincuencia de carácter mafioso, son algunos ejemplos)

5. La formación de la primera red de cooperación, el parentesco.

6. La solidaridad intergeneracional causada por el efecto dinástico; es decir, la función del parentesco a lo largo del tiempo que posee un efecto económico, sobre todo, por lo que hace referencia a las decisiones a largo plazo, cuestión que afecta a las decisiones sobre inversión sobre todo en capital privado, pero también en los criterios de inversión del capital público.

El estudio también constata que “los alumnos que crecen en familias monoparentales, extensas y, especialmente, reconstituidas, obtienen peores puntuaciones en conocimientos globales, lengua catalana y actitud escolar que aquellos que viven en familias nucleares”.

Otra de las cuestiones que afectan negativamente al rendimiento escolar de los alumnos es la ruptura familiar. Y ello es debido básicamente a tres efectos derivados del divorcio y la monoparentalidad: aumento del riesgo de pobreza; un déficit de atención hacia los hijos; y, en el caso de la ruptura contenciosa, o incluso en algunos casos pactada, tiene un impacto negativo sobre el desarrollo emocional de los hijos en función de su edad.

Cabe remarcar aquí que, con la nueva legislación española (2005), el divorcio se ha disparado de manera alarmante y España encabeza prácticamente el ranking de número de divorcios en Europa.

El papel de la escuela

Es obvio que la escuela juega un papel primordial en el rendimiento escolar de los alumnos. Aún así, hay dos factores que inciden especialmente en ese rendimiento escolar, según el estudio: las condiciones de la familia de procedencia y el entorno extraescolar del alumno.

Por parte de la escuela, su capacidad educativa se expresa con dos variables: La cultura educativa, pedagogía, sistema de valores e ideario del centro escolar; y las condiciones concretas en que se realiza el aprendizaje en el aula.

En ese sentido, las críticas al sistema escolar español tienen que ver con la poca autonomía de los centros públicos en cuanto a la elección de profesorado y fijar salarios por parte de la dirección; la escasa evaluación del profesorado; el clima que se respira en los centros, como resultado del sistema de valores de los mismos; o los efectos de la LOGSE, que se visualizan en los resultados.

“De los países de la OCDE, España es, junto con Brasil, Malasia, Portugal, Islandia y Australia, donde más tiempo se pierde en mantener el orden”, dice el informe.

“La situación española es especialmente grave en los Institutos (IES), donde el desorden, la indisciplina, la falta de una tradición cultural a la que adscribirse, la insuficiente autoridad de la dirección, redunda en clases poco eficaces, profesores desmotivados e, incluso, con temor”, añade.

El factor religioso

Otro elemento que juega un papel importante en el rendimiento escolar es el factor religioso. El estudio del INCAS señala, entre otras, las siguientes deducciones al respecto:

- “La escuela que comparte una misma comunidad de creencia favorece el capital social y mejora el rendimiento escolar”.

- “La práctica religiosa guarda relación con unos mejores resultados”.

- Cabría apuntar como línea de investigación en España la relación que puede existir entre el fracaso escolar enquistado y la caída de la práctica religiosa entre los adolescentes, y la mayor o menor presencia de escuela concertada, que es mayoritariamente confesional, en cada comunidad.

Diferencia entre escuela pública y concertada

En el estudio hacen referencia a “un interesante trabajo de Francisco López Rupérez sobre la enseñanza en España, El legado de la LOGSE, que permite observar el papel que juega el capital social” en la escuela pública y el la concertada.

Ese trabajo llega a las siguientes conclusiones:

- El grado de riqueza de una comunidad autónoma incide escasamente en los resultados escolares valorados en tasa de fracaso escolar.

- Estos resultados están en función de las políticas educativas y de los valores compartidos, es decir, del capital social.

- Es significativo el nivel de gasto por alumno en la escuela pública.

- A más enseñanza concertada, más gasto público. La administración dispone de más recursos para aplicar al sector público gracias al ahorro que tiene por plaza en el sector concertado, hasta un 40% de su coste real.

- A mayor libertad de elección de los padres, mejores resultados.

- El sector concertado tiene un doble efecto: presiona hacia arriba el gasto del sector público; y la escuela concertada confesional posee un ideario que hace posible el cierre de la red de capital social, y proporciona mejores resultados, subiendo el promedio conjunto.

Según este trabajo, tomando como referencia el Informe PISA 2006, las causas que explican las diferencias negativas con España radican en: la moral de los alumnos y el compromiso de su tarea; el clima escolar debido a los alumnos; y la moral del profesorado y su compromiso con el trabajo, que, a su vez, está relacionado con la situación de los alumnos.

Ese Informe PISA permite, entre otras cuestiones, ver la comparación de las puntuaciones entre España y la media de los países de la OCDE:

Las puntuaciones obtenidas tanto por la pública como por la concertada, nos sitúan por debajo de la media de la OCDE. Además, la distancia que separa la pública española de la media OCDE es de 21 puntos, mientras que la diferencia de la privada es de sólo 9 puntos.

La influencia del entorno educativo

Otro factor determinante en el rendimiento escolar es el entorno que rodea al sistema familia-escuela, afirma el estudio del INCAS.

Dentro de ese entorno hay que considerar la desorientación institucional, que se verifica, entre otros, por los siguientes factores: la escasa duración de las leyes educativas; el contenido de las normativas, contrarias a la cultura del esfuerzo o a la autoridad en la escuela; y una cierta desorientación legislativa.

Todo ello conduce a que a partir de los 13 ó 14 años un adolescente puede: tener relaciones sexuales con quien quiera sin que los padres pueden interferir; utilizar la píldora del día después a su antojo; abortar sin informar a los padres (con la nueva reforma). Sin embargo, no puede trabajar (16 años); conducir coche o moto; votar o ser votado; ser miembro de un jurado; comprar y beber alcohol o tabaco; entrar en discotecas para adultos; o hacerse un tatuaje o piercing.

Como se observa, lo que puede o no puede hacer un menor en España no se rige precisamente por los criterios de la lógica. Los cambios legislativos facilitan las relaciones sexuales a una edad muy temprana y concentran en el área de la sexualidad la capacidad legal de los menores sin conocimiento de los padres.

Esta situación dificulta enormemente un proceso adecuado de maduración objetivo-cognitiva del adolescente, señala el estudio. A todo ello hay que sumarle el incremento en el consumo de drogas y alcohol por parte de los más jóvenes.

Las consecuencias

El estudio del INCAS concluye relacionando, una serie de consecuencias a partir de todo lo expuesto:

1. El bajo rendimiento escolar alimenta el paro.

2. Los jóvenes ‘ni-ni’, ya que España presenta uno de los porcentajes más elevados de adolescentes o jóvenes que ni estudia ni trabaja. Este hecho disminuye también la edad de incorporación a la delincuencia.

3. Repercusión en la universidad. El fracaso escolar y el abandono escolar temprano tienen una prolongación en el mundo universitario, con efectos sobre el sistema económico.

4. Bajo rendimiento en I+D. España es el país de Europa occidental que registra menos patentes.

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